miércoles, 30 de octubre de 2013

Contaminación Atmosférica en Santiago de Chile

Por: Mario Torres Harker 

Santiago de Chile se encuentra ubicada en el centro del país, principalmente en un llano conocido como La Cuenca de Santiago, la cual es parte de la Depresión Intermedia y está delimitada claramente por el cordón de Chacabuco al  norte, la Cordillera de los Andes por el oriente, la angostura de Paine por el sur y la Cordillera de la Costa al oeste. Debido a estas características geográficas, los vientos de la ciudad son escasos y de alcance limitado y tienen la característica de cambiar el sentido en que soplan en el día y en la noche, generando un efecto dispersivo de los vientos y por lo tanto, una pobre disminución de  los contaminantes, por lo cual se crea un grave problema de contaminación atmosférica (Muñoz, V. 1991).
Como muchos países, Chile ha sufrido los efectos de una urbanización descontrolada, producida por la migración de los habitantes de las zonas rurales hacia las grandes ciudades, provocando una explosión demográfica. lo que genero el aumento de emisiones, de los llamados contaminantes criterio en la ciudad, de esta manera, la presencia en el aire de concentraciones de Material Particulado Suspendido (>10 mµ), de gases (CO, SO₂, O₃) o de micropartículas (<2,5 mµ), provenientes de las industrias y de los medios de transporte, son las principales fuentes de contaminación que afectan severamente a la salud de la población y de los ecosistemas de la ciudad. Por tal razón, desde los años 80 se han incrementado los planes de mitigación para  algunos de estos contaminantes pero solo en algunas zonas de la ciudad (Raúl, O, et al. 2000).


Los principales problemas de la ciudad son el material particulado (MP) y el ozono, los cuales superan los niveles permitidos por la legislación, sin embargo, estas variaciones son generadas principalmente por el fenómeno de inversión térmica, el cual consiste en un capa formada por material particulado, que según la estación puede variar su altura en la ciudad. Por ejemplo, esta capa en verano se eleva por efectos del calentamiento atmosférico y genera las reacciones de compuestos orgánicos volátiles y óxidos nitrosos, los cuales forman el ozono troposférico (Fig. 1). En invierno esta capa, junto con los contaminantes que se acumulan en ella, se encuentra más cerca de la población (Fig. 2), ocasionando daños en la salud humana, animal y vegetal.

La  Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama) encargó una auditoría independiente internacional del Plan de Prevención y Descontaminación Atmosférica para la Región Metropolitana (PPDA) iniciado en 1996, así mismo, las políticas de control implementadas, han hecho que la evolución en la calidad del aire de la ciudad, muestre una importante mejoría en la última década para la totalidad de los contaminantes normados en Chile, con la excepción del ozono.

El material particulado agudiza problemas de enfermos bronquiales al ser inhalado, irritando membranas mucosas, dificultando la respiración, además de tener propiedades carcinógenas y de daño hepático (Hugo, R. et al. 2010). Así mismo, las poblaciones vulnerables, es decir niños y ancianos, se ven afectados mucho más, ya que no poseen un sistema inmunológico adecuado para resistir las concentraciones de este contaminante (UC, 2010). Por otro lado, El efecto del ozono es más débil, sin embargo es necesario realizar un seguimiento más sistemático de los efectos en salud, ya que se cuentan con los inventarios de emisiones y otras herramientas de medición de los contaminantes pero no directamente todas las enfermedades que cada uno de estos causa.


El tráfico vehicular es la fuente principal de los problemas actuales de generación de material particulado y ozono de la ciudad, de tal forma que es de vital importancia seguir generando medidas preventivas y de educación ambiental frente a la creciente demanda en la empresa automotriz e inmobiliaria. Aun más, la contaminación producida por el sector industrial,  se ha reducido significativamente a partir de la aplicación de medidas de control, iniciadas a comienzos de la década pasada, por lo cual, se propone como un indicador ambiental para generar acciones directas y  prevenir el aumento de la contaminación en la ciudad.

Se sabe que las fuentes móviles son las principales causantes tanto del material particulado como del ozono. Sin embargo, no se ha generado una visión de consenso en cómo asegurar que en el futuro los viajes en automóvil no crezcan proporcionalmente a las tasas de emisiones, así como de ofrecer un transporte público de la calidad requerida para los usuarios e incorporar combustibles más limpios en los buses. Por tal razón, se propone incorporar el costo por kilogramo reducido (Raúl, O, et al. 2000), el cual deberá ser sustancialmente diferente para cada tipo de fuente, con el fin de  lograr la máxima reducción del contaminante al mínimo costo.


 Figura 1P. Cereceda. Tomado de: www7.uc.cl/sw_educ/contam/frcasos


Figura 2P. Cereceda. Tomado de: www7.uc.cl/sw_educ/contam/frcasos




BIBLIOGRAFIA

  • MARIO MUÑOZ, V. 1991. La contaminación atmosférica en Santiago: Impacto sobre la salud de la población. Centro de Estudios Públicos. Chile.

  • HUGO ROMERO., CLAUDIO FUENTES., PAMELA SMITH.  2010. Ecología política de los riesgos naturales y de la contaminación ambiental en Santiago de Chile: necesidad de justicia ambiental.  Revista electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. Vol. XIV, núm. 331 (52). Chile.

  •  RAÚL O’RYAN., LUIS LARRAGUIBEL. 2000. Contaminación del aire en Santiago: ¿qué es, qué se ha hecho, qué falta? Departamento de Ingeniería Industrial. Revista Perspectivas. vol. 4, Nº 1, pp. 153-191. Chile.


  • PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE. Contaminación Atmosférica. “La contaminación urbana y el factor atmósfera”. 2001 (fecha de consulta: 9 Octubre 2013). http://www7.uc.cl/sw_educ/contam/frcasos.

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